Función pública y clase política / Oquendo Medina ; diseño de portada Ludwig S. Medina ; corrección de estilo Daniel Johnson B.

Introducción, 17 -- Raíces políticas de la Ley de Función Pública, 27 -- Clase política y corrupción, 91 -- Ética, transparencia y oportunismo, 129 -- La moral pública, 145 -- El funcionario público, 157 -- Prácticas corruptas, responsabilidad y recursos humanos, 169.

El deseo del autor, es que con este libro los profesores y alumnos de administración publica o de cualquier rama de las ciencias sociales o económicas; así mismo, todas las personas o instituciones interesadas en los asuntos públicos (simples servidores o altos funcionarios, analistas institucionales o no gubernamentales, y otras más). Se identifiquen y, al mismo tiempo, contribuyan con el fortalecimiento de esta herramienta para el desarrollo y crecimiento armónico y sostenido de nuestra sociedad. Se observa a la administración pública como un eje transverso en todos los asuntos inherentes al Estado. Por la gran importancia que posee, siempre ha despertado un gran interés en las esferas económicas y políticas de la sociedad. Eso es correcto. Fundamentalmente desde el litoral político, al punto que suele afirmarse que entre ella y la política siempre ha existido una relación recíproca, difícil de romper. La política, tanto en su accionar (praxis) como en su pensamiento (teoría) siempre ha sido determinante en la administra pública. De la inmadurez o desarrollo de la primera (clase política) se retroalimenta la segunda (administración pública). Y su la segunda es vista como un puro desorden o nido de corruptela infernal; entonces significa que los actores primarios, secundarios y terciarios de la primera no son más que manejadores pésimos, cuadros políticos quienes con mucha torpeza conducen un tren en medio de un Estado en vía de crecimiento. Con razón se afirma que si la ciudadanía desea saber de qué manera un gobierno administra los recursos del Estado, pues que rápido, sin pérdida de tiempo, le deje caer una mirada a la Administración Publica para así comprobar la situación de desorden o la calidad de organización, de atraso o de avance, que se observa; puesto que ese estado de desorden o de organización, de atraso o de avance, determinara si el gobierno lo está haciendo bien o mal.