Pedro Santana : el Marqués de Las Carreras / Rafael Martín Michel Peguero ; diagramación y diseño de portada Amado Santana ; impresión Editora Búho.

Advertencias, 13 -- Introducción, 15 -- Primera Parte. Yo los uní en Capotillo -- Arden mis cenizas, 21 -- La historia se inventa aunque esté llena de mentiras, 25 -- La historia de ayer reflejada hoy. El imperio haitiano, 31 -- La España boba. Intentos de libertad, 35 -- La sacudida, 43 -- Nos invaden, 45 -- El pacificador, 51 -- Las clases sociales, 53 -- Los unos contra los otros, 59 -- El pastel nacional 1844, 69 -- Orígenes de Pedro Santana, 73 -- Su historia-mi historia, 77 -- Los enemigos gratuitos, 83 -- Un error gravísimo, 85 -- Un testigo,89 -- De hatero a soldado,95 -- Comunicaciones del general Santana a la Junta Central Gobernativa, 99 -- Otras cartas del general Santana, 105 -- Comparaciones, 117 -- ¿Es una herencia el generalato?, 123 -- La historia retorcida, 125 -- General de generales, 129 -- Por él somos patria, libres y dominicanos, 131 -- De soldado a presidente, 133 -- La primera Constitución, 135 -- Las guerras por su libertad, 139 -- ¿Miente la historia?, 143 -- Las penurias y las divisiones sociales, 145 -- Decreto o artículo No. 210, 147 -- La aplicación de la Ley, 153 -- Una mujer desafiante, 161 -- Los intentos por la paz, 169 -- Arzobispo Bobadilla al exilio, 171 -- Santana renuncia, 175 -- El general Soulouque invade, 179 -- Duvergé ante el tribunal, 183 -- Segunda parte. Padres de la Patria, ¿Cuáles? -- Dos colosos meritorios, 191 -- Santana reemplaza a Báez, 193 -- Pedido de socorro, 195 -- Otra carta de Puerto Rico, 199 -- Decreto del Congreso Nacional, 201 -- Se adueña la desesperación, 203 -- Desafío del representante papal, una obra de teatro, 209 -- La opinión del patricio, 217 -- Sin perdón 221 -- Y siguen las sorpresas, 225 -- La conmoción, 227 -- La guerra continúa, 233 -- El disfraz de cordero, 237 -- La obra colectiva, 241 -- Lo inesperado, 243 -- Santana acusado, 245 -- La mano de la opulencia, 249 -- Propuesta de reconciliación, 253 -- Todo al olvido, 255 -- La revancha se inicia, 259 -- La promesa incumplida, 261 -- La venganza y la expulsión, 265 -- Detenidos los cantaleteros, 269 -- Una edición especial, 271 -- La asamblea popular, 273 -- Acusaciones y alabanzas, 277 -- Las confabulaciones, 281 -- La conducencia, 287 -- Persecución sin descanso, 289 -- Último gobierno de Báez, 295 -- Báez y las hipotecas, 299 -- Declarada inservible, 303 -- Nunca encontró tranquilidad, 311 -- Miedo a la anarquía, 315 -- La matrícula de Segovia, 317 -- Intento de asesinato, 319 -- Significado del cambio, 327 -- Hombres de 1uces, 333 -- Intrépido e impetuoso, 337 -- El intento de Sánchez, ¿un error?, 341 -- Ofrecimiento al general Serrano, 347 -- E1 capitán general renuncia, 351 -- E1 general Rivero sustituido, 353E1 mal estaba ahí, 357 -- La revolución avanza, 361 -- Enderezar lo torcido, 369 -- Borrar sus hazañas, 371 -- Sus delirios, 373 -- E1general invencible, 377 -- Él se culpó totalmente, 381 -- En el congreso de España, 387 -- El fracaso de su obra "La anexión". Opiniones del general Gregorio Luperón, 399 -- Apoyo bibliográfico, 401

Restringido su mando, encadenada su energía, desconfiada su lealtad, sin doblegarse por los peligros, ni arrastrarse por el fango de la servil adulación, no quiso ser más verdugo de sus compatriotas, y esperaba con verdadera entereza su suplicio, De ahí que el general Luperón con la frase siguiente lo enalteció al decir: ¡En realidad, nunca fue tan grande el general Santana como en los días críticos de la anexión, frente al fracaso de su obra anexionista. Este soldado de la patria fue totalmente incomprendido para su época, donde una nación increyente, arrabalizada, inculta y llena de complejos, sin economía ni orden, encontró el obstáculo en este hombre de valor, y por eso los grupos de ambiciosos y confabuladores, llevaron al descrédito al que responsablemente trató por todos los medios a su alcance, de conducir la nación dentro del orden. Su maldad, ¡el acoso para erradicar la vagancia, el juego, el abuso de los poderosos de su tiempo y especialmente por detener la anarquía reinante, imponiendo el decoro bajo la fuerza de la suprema ley!