Dominicanos / Pedro Antonio Valdez ; diseño interior y arte de la cubierta Santiago Rivera ; fotografía de la ilustración de la cubierta Próspero Eloy Pérez ; fotografía del autor Luis Jorge Gómez ; colaboración Hipólito Batista.

Ilustración de la cubierta "Memoria para Yaya", de Antonio Guadalupe.

Prologo, 9 -- Advertencia, 15 -- Relación acerca de la ruina de la Concepción, 17 -- El mundo es algo chico, Librado, 43 -- Ramonón ganador, o cómo cambiar un billete de lotería sin que te peleen en el intento, 53 -- El sofá, 63 -- Mi cadáver predilecto, 75 -- El voto, 81 -- Contrapunto: Luis Vargas vs. Frédéric Chopin, 89 -- 99. El ladrón Amado, 99 -- La muerte y niño, 109 -- Carretera en el polvo, 121 -- Colección del Banco Central de la República Dominicana, 127.

Desde la publicación de su primer libro, Pape/es de Astarot (1992), Pedro Antonio Valdez (La Vega, 1968) ha seguido una trayectoria ascendente, como lo prueban algunos de los galardones que ha recibido por sus cuentos v novelas, que lo sitúan a la cabeza de su promoción literaria, de la que es, al mismo tiempo, analista y promotor.

Con el libro Dominicanos, un título genérico que podría servir para un ensayo, Valdez ingresa a la Colección del Banco Central de la Republica Dominicana para ratificar su vocación de narrador indiscutible, experto en las formas breves y complejas, donde a menudo naufragan muchos veteranos, y es que nuestro autor no solo conoce los intríngulis del género, sino que es capaz de captar la atención del lector desde la primera línea de un relato, para llevarlo de la mano a los predios de una conclusión inesperada.

Dominicanos es un libro corto de larga gestación que fue escrito a grandes intervalos, de ahí las diferencias de estilo y de enfoques, que van del testimonio al humor negro, en temas diversos desde la opresión de indios y negros en la etapa colonial a las azarosas experiencias de los "Dominicanyork" en la babel de hierro, y los matices humanos del dolor, la fatalidad y la muerte. En cualquier caso, son cuentos que no defraudaran al lector, porque han sido escritos en una prosa cristalina que se lee con interés y delectación.