Leonardo Da Vinci. Hitler / Difusora Cultural.

Hitler.

Leonardo Da Vinci: Introducción, 7 -- I. Leonardo da Vinci, un renovador, 9 -- II. El hijo de una campesina, 13 -- III. Leonardo en el taller de Andrea Verrocchio, 25 -- IV. Una pintura diferente o la pasión del claroscuro, 33 -- V. Veinte años fecundos de estancia en Milán, 39 -- VI. Dos pinturas mundialmente famosas, 51 -- VII. Extravagancias de un genio, 61 -- VIII. La llamada del mar, 73 -- IX. Florencia ... y César Borgia, 79 -- XI. La creación suprema de Leonardo: La Gioconda, 91 -- XII. Una nueva época en el arte de Leonardo, 107 -- XIII. Al servicio de Francia, 111 -- XIV. Leonardo lega sus obras a Francia, 123 -- XV. La segunda personalidad de Leonardo, 129 -- XVI. El trato con los muertos: estudios anatómicos, 139 -- XVII. El horror a la imagen del revés, 149 -- XVIII. La ciencia secreta de los manuscritos, 155 -- Apéndice 1. La perspectiva y el claroscuro, 167 -- Apéndice 2. Un mundo de artistas y talleres, 179 -- Apéndice 3. La ambición de volar, 185 -- Apéndice 4. Leonardo y el telescopio, 189 -- Apéndice 5. Los manuscritos de Madrid, 195 -- Leonardo y su tiempo (cronología), 199.

Hitler: Introducción, 7 -- I. Semblanza de un desequilibrio, 9 -- II. La forja de una ambición, 25 -- III. Una minoría a la conquista del poder, 37 -- IV. Política de circunstancias, 57 -- V. El asalto a la Cancillería, 79 -- VI. De Canciller a Führer, 93 -- VII. Preparativos para la guerra y nuevo orden social, 115 -- VIII. Claudicación de las democracias occidentales, 139 -- IX. Del pacto a la agresión, 157 -- X. La guerra relámpago, 175 -- XI. La conquista de Rusia, 175 -- XII. La precipitación, 219 -- Hittler y su tiempo (cronología), 233.

Leonardo Da Vinci: A la hora de calificar a Leonardo da Vinci se suele emplear el término de polifacético. Y a fe que le cuadra perfectamente. Pero no define de manera integral su rica personalidad sino tan sólo su múltiple quehacer de pintor, escultor, dibujante, y urbanista, ingeniero, proyectista, inventor, etc. Quizá lo más definitorio de su vida y de su obra sea adjetivarle como sorprendente, porque, en efecto, nos lleva de sorpresa en sorpresa: hijo natural de madre soltera, es aceptado por la esposa del padre y por los otros hermanos sin aparente discriminación hasta el momento de repartir la herencia. La inevitable sensación de cuerpo extraño que seguramente experimentó dentro del entorno familiar le convirtió en un desarraigado que lo mismo está al servicio de los Medicis de Florencia que de los Sforza de Milán, de los franceses invasores que de los Borgias pontificios o de los repúblicos de Venecia. Sorprendente la variedad de su obra artística y sus preocupaciones técnicas y científicas.

Hitler:La inmensa mayoría de las muchas páginas que se han escrito sobre Hitler y el nacionalsocialismo alemán de los años treinta y de la segunda guerra mundial se han consumido en largas exposiciones sobre el ceremonial y pomposos despliegues de las concentraciones y desfiles de las SA y la SS, de las inventadas hitlerianas y de los jerarcas del partido, de la heroica, casi milagrosa, recuperación económica y el rearme semiclandestino de la Alemania humillada tras su derrota en la primera guerra y a pesar de la difícil coyuntura internacional a raíz del Crac de 1929, sobre la sistemática persecución de los judíos y de otras minorías raciales y sobre los horrores de los campos de concentración y de exterminio, sobre los nazis que se dispersaron por el mundo, especialmente por Latinoamérica, y sobre los que quedaron atrapados en Alemania y pasaron por el banquillo de Nürenberg, etc. Pero nada de todo ello tendría sentido si no se conoce a fondo la personalidad obsesiva y resentida, elemental y complicada, de un Hitler que, como todos los personajes sobresalientes, se ha repartido a partes iguales las filias y las fobias de sus contemporáneos y que todavía es punto de referencia para más de uno.