Stalin. Charles Chaplin / Difusora Cultural.

Charles Chaplin.

STALIN: Introducción, 7 -- I. EI hijo del zapatero, 9 -- II. EI revolucionario profesional, 27 -- III. Años de aprendizaje y exilio, 43 -- IV. La revolución en octubre, 59 -- V. La lucha por el poder, 87 -- VI. EI gran cambio, 99 -- VII. Purgas y procesos, 115 -- VIII. Stalin y Hitler, 145 -- IX. EI año terrible 165 X. Stalin estratega, 179 -- XI. De Stalingrado a Teherán, 197 -- XII. La victoria, 211 -- XIII. EI mundo según Yalta, 221 – XIV. La guerra fría, 231

CHARLES CHAPLIN: Introducción, 7 -- I. Un memorable estreno en Nueva York, 9 -- II. Charlot, el pequeño vagabundo, 15 -- III. La cantina de Aldershot y el asilo Lambert, 21 -- IV. Mister Jackson: The eight Lancashire lads, 31 -- V. Dos experiencias decisivas, 37 -- VI. Fred Karno: Compañía de variedades, 47 -- VII. Chaplin en America, 53 -- VIII. Nace Charlot, el pequeño vagabundo, 59 -- IX. Treinta y cinco películas para Mack Sennett, 65 -- X. EI camino de la fortuna, 71 -- Xl. Charles Chaplin en Nueva York, 81 -- XII. EI poder del dinero, 93 -- XIII. Contra corriente, 99 -- XIV. EI gran momento, 109 -- XV. Muere Charlot, 125 -- XVI. Nace otro Chaplin, 131 -- XVII. EI amor encontrado, 139 -- Apéndice 1. Douglas Fairbanks, 145 – Apéndice 2. Paulette Goddard, 149 -- Apéndice 3. Ernst Lubitsch, 151 -- Apéndice 4. Joseph yon Sternberg, 155 -- Apéndice 5. Los grandes cómicos del cine mudo, 159 -- Apéndice 6. Vicente Blasco Ibáñez en Hollywood, 163 -- Apéndice 7. EI Comité de Actividades Antiamericanas, 167 -- Apéndice 8. Filmografía de Chaplin, 173 -- Chaplin y su tiempo (Cronología), 195

Stalin: Lenin, el duro, el inquebrantable, el dictador, que quizá no había derramado una sola lagrima en toda su vida, lloró un 19 de octubre de 1923, a los seis años de haber hecho triunfar la revolución y cuando contaba ya cincuenta y tres años de edad. Y lloró porque alguien, aprovechando su ausencia y empleando la violencia, había forzado los cajones de su mesa de despacho en el Kremlin: alguien había violado sus más íntimos secretos, sus últimas voluntades políticas. Y lloró porque no le cabía la menor duda de que el violador había sido un íntimo colaborador suyo desde los tiempos de la revolución, alguien que estaba tomando sus medidas para sucederle cuando llegara su hora: José Vissarionovitch Djugachvili, conocido como Stalin. Realmente no tuvo que hacer un gran alarde de imaginación para identificar al autor de aquella felonía: el violador había dejado muestras fehacientes de su estilo. Por algo le había definido, en aquel testamento político que el intruso buscaba porque sabía de su existencia, con estas escuetas palabras: Stalin es demasiado brutal.

CHARLES CHAPLIN: Charlot se ha convertido en un personaje universal. De este personaje se ha dicho que llegó a ser el más popular entre todos, vivos o muertos. Con él, los hombres oscuros y anónimos de todos los rincones de la tierra se han sentido vencedores de la fuerza bruta, capaces de ridiculizar a los poderosos y de redimir a los humildes, de redimirse a sí mismos, aunque solo fuera durante los minutos en que el pequeño vagabundo animaba la blanca pantalla de los cinematógrafos. Charlot, el vagabundo mudo, se entiende con todos los hombres del mundo. En un lenguaje sin palabras, cuenta aventuras cada vez más hondas. Sus sentimientos se hacen cada vez más profundos y lúcidos y, por eso, también más incomodos para los felices, los omnipotentes y los puritanos. Y estos le someten a una furibunda crítica: se le acusa de inmoralidad. Y esas críticas se desplazan enseguida hacia la propia vida de Chaplin. Con calumnias y escándalos pretenden silenciar a Charlot-Chaplin; no lo han conseguido. A lo largo de las páginas que siguen se ofrecen las líneas maestras que condicionaron toda la vida de Chaplin-Charlot. Fundamentalmente su actitud desafiante y rebelde ante una sociedad que nunca acabó de comprender, que jamás le pareció justa.