El elegido y otras historias desconsoladas / Armando Almánzar R. ; fotografía de la ilustración de la cubierta Eloy Pérez ; diseño de interior y arte de la cubierta Federico Antonio Pérez Quiñones ; fotografía del autor Patricia García.

Ilustración de la cubierta "El taller de los hipócritas", de Julián Amado Ortiz.

Información biográfica del autor en la solapa izquierda.

El elegido, 9 -- Ulises, 21 -- Mesa redonda, 27 -- Estampa, 35 -- Muy breve, y a lo Esquilo, 43 -- 12 minutos, La noche de las culpas, 53 -- Piedra de toque, 59 -- Manolo, el de las orquídeas, 71 -- Vivían tranquilos en el avispero, 1. Extraños en el barrio, 77 -- 2. Don Remigio, el Nostradamus del barrio, 80 -- 3. Se yergue la construcción, 82 -- 4. Bienvenido jefe insigne, 84 -- 5. Batahola y hartura, 86 -- 6. La cocina ante el jefe, 87 -- Crónica: el caso de los gemelos idénticos, 93 -- Estos hombre,101 -- Ernestinita, pudorosa y esquiva, 107 -- Impresiones en un amanecer, 117 -- Ignacio y la mala noche, 123 -- Obnubilado, 129 -- Kafkiano, 133 -- Lidia ¿Lidia?, 139 -- Volver a empezar, 145 -- Olor, 151 -- Colección del Banco Central de la República Dominicana, 157

Armando Almánzar Rodríguez, cuentista imprescindible en la literatura dominicana de las últimas cuatro décadas, vuelve a sorprendernos en El elegido y otras historias desconsoladas, con un puñado de cuentos que pueden ingresar, por su creatividad y calidad narrativa, a la selección de lo mejor de este género en el país. Apoyado en su probada destreza como narrador, Armando Almánzar nos ofrece piezas de antología como 12 minutos, que nos muestra al intelectual consumido por la rutina abrumadora que le impone el estilo de vida de la clase media; Crónica: el caso de los gemelos idénticos, ingenioso juego de usurpación de identidad; Ernestinita, pudorosa y esquiva, que tiene uno de los finales más dolorosos e inesperados; o bien Olor, en el que un elemento intangible ocupa de manera obsesiva el ambiente de unos personajes que ven trastornadas sus vidas inexplicablemente. Si bien algunos textos no cuajan completa mente desde el punto de vista técnico, el conjunto demuestra que Armando Almánzar sigue en buena forma, exhibiendo su habitual humor negro, su certero manejo del diálogo y los niveles de la lengua, y el uso provechoso de recursos cinematográficos con los que rinde homenaje a películas y directores a los que admira.