Los restos de Colón en Santo Domingo y los dos restos de Cristobal Colón /
Emiliano Tejera.
- Tercera edición.
- Santo Domingo : Imprenta de J.R. vda. García, 1928.
- 327 páginas. ilustraciones y fotos. ; 27 cm.
Indice: -- Advertencia por C. Armando Rodríguez, III -- Páginas liminares por Fdco. Henríquez y Carvajal, VII -- Dos palabras, 3 -- Capítulo I: Los restos de Colón traslados de España a Santo Domingo, y colocados en el Presbiterio de la Inglaterra Catedral. No parece que hubiera epitafio, inscripción ni lápida sobre tumba, 5 -- Capítulo II: El Presbiterio de la Catedral en 1542. Bóvedas que en él habia. Fué agrandado despues. No fué alterado mas hasta el año 1877, 12 -- Capítulo III: Exhumación de 1795. Equivocación de los que la hiciera. Su causa probable. De quién podian ser los restos que se extrageron enténces, 18 -- Tradición existente en Santo Domingo respecto de los restos de Colón. De qué pudo nacer. Hallazgo de los de D. Luis Colón. Se indaga si están o no en el Presbiterario los del Primer Almirante, si se encuentran en 10 de septiembre de 1877. ¿Pudo haber superchería?, 23 -- Capítulo V: Restos de Colón. Caja en que se hallaron. Inscripciones que hay en ella. Planchita de plata, 36 -- Capítulo VI: La predestinación. Los dos restos. Cuáles son los verdaderos?, Cómo puede comprobarse?, 46 -- Apéndice: I. -- Carta del Sr. Don Carlos Nouel, 64 -- II. Copia de algunas inscripciones del siglo XVI existencias en la Catedral de Santo Domingo, 74 -- III. Acta del 10 de septiembre de 1877, 77 -- IV. Documentos relativos al examen del 2 de enero de 1878, 83 -- V. Copia de los párrafos de la obra de Mr. Moreau, traducidos en el folleto, 91 -- Adición: Archivo General de Indias. Reales Cédulas de Carlos V., 96 -- Los Dos restos de Cristobal Colón -- Capítulo I: La tumba de los colones en el primer presbiterio de la catedral de Santo Domingo, 105 -- Capítulo II: Los restos de 1795, 129 -- Capítulo III: Los restos de 1877, 144 -- Capítulo IV: Un fraude improbable, 196 -- Apéndice -- I. Estracto del testamento del Almirante D. Diego Colón, de fecha 8 de septiembre de 1523, 214 -- II. Protocolo de el monasterio de nuestra señora Santa María de las Cuevas, 216 -- III. Inscripciones sepulcrales, 221 -- IV. La caja de plomo de D. Luis Colón, 228 -- Actas de verificación de dos planchas de plomo y un fracmento de hueso pertenecientes a la caja y restos del Almirante Don Luis Colón, 231 -- Apéndice de esta edición -- I. Párrafos de un artículo publicado por el autor de esta obra en el año 1911, 236 -- Carta de Don Emiliano Tejera, 238 -- II. Nota escrita por el Sr. Emiliano Tejera al pie de unos documentos antiguos publicados en la revista La Cuna de América, 241 -- Noticias acerca del sepulcro de Cristóbal Colón, 244 -- Documentos copiados por Don Américo Lugo en el archi de Indias, 246 -- III. Cláusulas del testamento del Almirante Don Diego Colón, hecho en Santo Domingo el 8 de septiembre de 1523, 250 -- Los restos de Cristóbal Colón y el nicho en la Inglesia Catedral de la Habana los guardaban. (informe presentado a la Academia de la Historia por el Dr. Antonio L. Valverde), 255 -- Suplemento: Párrafos por el Lic. C. Armando Rodríguez, 275 -- Extracto del boletín del Archivo Nacional (Habana), 277 -- Informe del cónsul de España D. José Manuel de Echeverri, 282 -- Comunicación del Gobernador de Cuba, Sr. Joaquín Jovellar, 287 -- Informe del Coronel D. Sebastian González de la Fuente, 288 -- Apéndice al informe anterior, 299 -- Los restos de Colón por Rodolfo Cronau, 303 -- Relación hecha por el Sr. L. T. Belgrano, 315 -- Extracto del acta de la Asamblea celebrada por la Sociedad Ligur de Historia Patria, 316 -- Indice, 319.
En este torneo literario, que a veces se sostenía con el mayor encarnizamiento, tomaron parte principalmente el obispo Roque Cocchian el canónigo Javier Billini y el sabio Emiliano Tejera, que residían en Santo Domingo, los cuales abogan por la autenticidad de los restos, contra la opinión de los Españoles López Prieto y Manuel Colmeiro, que afirmaban que tal hallazgo era una falsificación, y que lo más que concedían era que los restos fuesen los de aquel Cristóbal, nieto del descubridor. Una opinión concluyente y concreta acerca de este problema, que puso otras muchas plumas en movimientos, no ha sido tomada aun al presente, a causa sin duda de que los problemáticos restos que se guardan en Santo Domingo están bastante distancia de las grandes vías de comunicación del mundo, y no han sido hasta ahora reconocidos por nadie que fuese completamente imparcial. Cuando el autor de este libro emprendió su viaje en el otoño de 1890, a través de las Indias Occidentales y América Central, para recoger en aquellos lugares material para los grabados de la presente obra, había incluido en su programa el punto referente a la investigación de este problema. Las apreciaciones de Don Emiliano Tejera son las siguientes: las dos pequeñas cámara sepulcrales cuya situación se ve en el plano, así como en el grabado que representa el santuario, ocupan todo el espacio que medía entre la escalera C. y el muro y solo están separadas una de otra por la pared de 16 centímetros de espesor de que ya hemos hablado. Ambas criptas están revestidas de una especia de argamasa cementosa, y a su interior puede verse perfectamente desde arriba, pues están situadas a propósito para ello. Desde que se depositaron los restos no había vuelto a tener lugar otra apertura por la cual tanto estos como el féretro se hallaban en el mismo estado que cuando fueron encontrados.